No os engaño, creedme,

los hombres sí lloran.




   A veces un tendón de Aquiles tiene que rasgarse y obligarte a pasar una temporada recluido en casa para que escribas un microrrelato titulado Libertad. Tu primer microrrelato. A veces tienes que recibir una llamada de la cadena SER (cuando estás esperando a pagar en la cola de un supermercado) que te diga que Libertad ha sido seleccionado para la final semanal de su concurso Relatos en Cadena. A veces (porque ni tu tendón ni tu espalda ya dan más de sí)  tienes que dejar el deporte, tenis, al que concedías una importante parte de tu tiempo libre, y pensar en dedicarte a una afición que tenías casi olvidada desde los tiempos de tu niñez: la escritura. A veces tienes que apuntarte a unas clases de Escritura creativa online en la web de Fuentetaja, para que un ejercicio literario sobre el tiempo que te sugiere tu profesora (Graciela Baquero) sea valorado por ella como tú jamás lo hubieses pensado. A veces sabes que una persona a la que no conoces personalmente ha sido fundamental en tu vida. A veces te decides a enviar al Certamen de Narrativa Corta “CARMEN MARTÍN GAITE” ese ejercicio literario y te da por titularlo El Tiempo y te llevas la enorme sorpresa de que resulta ser el ganador. A veces recopilas doce microrrelatos y doce relatos cortos (entre ellos Libertad y El Tiempo) y autoeditas con la Editorial Círculo Rojo un libro titulado La sombra de las horas. Tu primer libro publicado. A veces creas un blog llamado El Tiempo de Román y entablas amistad con otr@s bloguer@s (en especial con Margari, la gaditana que conduce el blog de reseñas http://mislecturasymascositas.blogspot.com/ y que siempre está “al pie de tus libros”) . A veces recibes reseñas, firmas en la Feria del Libro de Madrid, en el Sant Jordi de Barcelona (con tus compañeros de editorial ya convertidos en amigos), en El Ejido, en Torremolinos, en librerías, en ferias virtuales. A veces encuentras librerías como la que has visto nacer en tu barrio (la Librería Muga https://libreriamuga.com/ ) que te ayuda desde el primer instante de tu primera publicación y que sigue hoy contigo. A veces sabes a ciencia cierta que la afición de escribir se ha convertido en tu profesión. A veces publicas, exclusivamente en formato digital, un libro de microrrelatos que titulas El dedo índice de mi mano izquierda. A veces te integras en la cultura de tu barrio (Vallecas Todo Cultura). A veces publicas con la editorial Playa de Ákaba (gracias al entusiasmo de su editora, Noemí Trujillo) tu poemario Apenas lucidez y otro nuevo libro titulado Donde todos. Y participas en numerosas antologías de la editorial formando parte de la Generación Subway. A veces continúas integrado en la cultura de tu barrio (escribes en periódicos, organizas concursos literarios) y sigues escribiendo manuscritos que algún día saldrán a la luz. O intentarás que así sea. A veces una novela corta tuya titulada Cuando nacen los nombres es publicada por la editorial LibrosIndie, justo en el momento que una pandemia mundial lo paraliza todo. A veces el mundo quiere volver a la normalidad (nueva o vieja) y tú también, sin poner apellidos. Y esa novela que nació y no pudo ser bautizada (laicamente hablando), des-pa-ci-to, como diría la canción de algún verano de esos que existían y volverán a existir, recibe el reconocimiento de la crítica. Y te montas esta web, este espacio que pretende entablar amistad con quien lo visita. Y continúas escribiendo… hasta que tu novela Irma o esa persistente calle de París es acogida por Duríi Editorial para ser publicada. Esperas a verla en las librerías. Llega un día de septiembre de 2023 y ya está a la venta. Todo comienza de nuevo. Y solo esperas que  a Irma la conozcan muchos lectores. 


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